Pueblos Mágicos.
Hay pueblos coloniales que son mágicos, San Cristóbal, Tulum, Valle de Bravo, Lacanjá, Xilitla, Antigua, León, Granada, Casco Antiguo, Cartagena, Guatapé, Salento, Villa de Leyva, Popayán, Otavalo, Misahualli, Vilcabamba, Huanchaco, Cusco, Copacabana, Sucre, Potosí, Xavi,Maimará, Purmamarca, Paraty, Isla Grande, Playa Sono, Colonia del Sacramento, Puerto Natales, Chaltén, Puerto Tranquilo, Futaleufú; Ancud, Castro, Dalcahue, (Isla de Chiloé), Choroní, Coro, estos son algunos que se me vienen a la mente, tengo la dicha de poder decir que conozco todos esos y unos cuantos que se me escaparon al recordar. Estos pueblos son mágicos porque tienen una vibra tranquila, porque están rodeados de naturaleza, porque tienen historia, porque la arquitectura es peculiar y hermosa, porque la gente en ellos vive en un ritmo más lento, y en especial porque es muy fácil sentir paz al admirar estos lugares.
Hoy estando en uno de mis pueblos mágicos favoritos de Colombia, Popayán, hago un recuento de estos pueblos y aprovecho para contarles sobre estos momentos que estoy viviendo en este pueblo (ciudad) donde yo en mis dos estancias me he sentido plenamente conectado.
Volver a un lugar así, y más a un lugar donde estuve casi quince días, el cual dominamos en aquella ocasión y donde la gente nos ayudó a pasar una experiencia muy amena, fue una delicia. Desde que mis pies comenzaron a recorrer las calles blancas empedradas, volví a sentir esa paz de los pueblos mágicos. El volver a esa plaza que tantas alegrías nos dio, el volver a ese lugar que hace tres años fue un lugar mágico para mí, claro que me dio mucho gusto. Caminar tranquilamente por las noches, comprar una oblea, o un granizado, volver a ir a comer rico y barato al mercado. Pero algo muy especial fue el poder ver la luna de nueva cuenta en estas tierras, y subir al morro de Tulcán a ver como el sol pintaba el cielo en un hermoso atardecer que cualquiera desearía eternizar en la parte interna de los parpados.
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